miércoles, 26 de enero de 2011

Murió el sacerdote Wendelin Rofner. Existió para el prójimo

El sacerdote rodeado de niños durante un viaje realizado en el año 2000
a la localidad de Pozuzo, Perú, de donde era oriundo

San Antonio de Areco. El sábado 15 falleció el sacerdote Wendelin Rofner. Tenía 88 años. Este religioso llevó una vida al extremo austera en cuanto a lo personal, y de inagotable entrega y servicio a la voluntad de Dios. Existió para el prójimo.
María Esther Devereux fue una testigo privilegiada y de primera hora de la trayectoria de Wendelin. En el andén de la estación de Vagues, cuando aún no había cumplido 15 años María Esther junto a otra niña vio descender del tren de las cuatro y media de la tarde de un día de invierno de 1957 a un sacerdote de 34 años que llegaba desconsolado al nuevo destino.
Wendelin venía de Lima, Perú, donde desarrollaba cargos y actividades en la congregación San Camilo, era ecónomo –administrador de todos los bienes- y capellán en un leprosario situado en las inmediaciones de la capital peruana.
Wendelin durante las primeras obras del
Hogar San Camilo de Vagues, alrededor del año 1960
En aquella época los superiores de la congregación envíaron a Wendelin a Vagues con la misión de supervisar la construcción de lo que es hoy el Hogar de San Camilo.
A miles de kilómetros de su tierra natal, lejos de su familia compuesta por la madre -su padre había muerto cuando él contaba 4 años- y dos hermanos más chicos, de los cuales la mujer también es religiosa, Wendelin se abocó a la oración intensa. El sacerdote predicaba y sostenía que el rezo todo lo puede, y así fue. Luego de un mes recibió fuerzas, llenó su espíritu con la alegría de vivir según los designios del Señor y puso manos a la obra.

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Es necesario remarcar que,  como pocos, Wendelin fue muy austero y pulcro en cuanto a su persona, toda su energía fue de entrega, no sólo a las obras materiales, también a la inteligente administración de recursos de la congregación y fundamentalmente al servicio al prójimo. Tanto asistía espiritualmente a cientos de fieles, como se relacionaba para obtener recursos que le permitieran sostener a los cien alumnos, muchos internos, del colegio que fundó y funcionó con óptimo resultado durante 10 años –cerró en 1977- en el edificio del actual Hogar de Vagues. 
Cuando el sacerdote llegó en 1957 el Hogar contaba sólo la piedra fundamental y luego de la obra de Wendelin se erigió en lo que se ve actualmente, excepto la capilla que es más nueva y algunas reformas internas propias de los avances tecnológicos. El colegio de nivel secundario era abierto y además de contener adolescentes, no sólo de Areco sino de la región, tenía por objeto formar jóvenes comprometidos con el servicio al prójimo y captar vocaciones sacerdotales, que tan buscadas son en el presente.
Entre tanto y a pesar de intensa actividad Wendelin nunca dejó de celebrar misa, galopaba desde Vagues hasta la Parroquia San Antonio donde cientos de fieles acudían a oír sus sermones.
En 1975 aproximadamente, la congregación argentina de San Camilo pasó a depender de los religiosos españoles. Soplaron nuevos vientos y debido a que la Orden está al servicio de los enfermos y no a la educación, se dispuso el cierre del colegio y el inicio del Hogar que perdura hoy día.
Con poca diplomacia, ese año Wendelin fue trasladado a la clínica de San Camilo ubicada en el barrio de Caballito en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; donde fue capellán durante 30 años y supo ganar el afecto de la comunidad. Allí desarrolló una intensa actividad pastoral al servicio de los enfermos y acompañó a todos sin distinción de credos mientras su salud se lo permitió. 
Entre tanto regularmente el sacerdote visitaba San Antonio de Areco, se alojaba tanto en la casa del campo La Estrella de las religiosas de San Camilo o en el domicilio de Devereux. Nunca desde que fue trasladado pernoctó en el Hogar de Vagues. Su actividad durante las visitas a Areco era de asistencia a los más necesitados recorría distintos barrios. Además del consejo espiritual, se ocupó de cosas materiales, muchas de las cuales conseguía y enviaba desde Capital Federal.
En 2010 padeció problemas circulatorios que derivaron en un accidente cerebro vascular que lo postró parcialmente.
Guardó cama y estuvo internado en la misma clínica de Caballito. Alternaba momentos de lucidez y otros de inconciencia, recibió el afecto y continua visita de su segunda familia del corazón, los Devereux que a través de  María Esther, Bushy e Ignacio que están radicados en San Antonio de Areco, le transmitían el afecto de Evelyn y Glenda que viveron durante el último año en Tierra del Fuego y Chile, respectivamente.
A partir de diciembre de 2010, el último mes y medio de vida, Wendelin fue trasladado a su Hogar de Vagues. La intención era que pasara en la cercanía, más tiempo junto a sus seres queridos. Esto no pudo ser cumplido debido a rígidas y quizá, para su situación, innecesarias normas. Contrariamente a lo planeado sólo un par de horas por las tardes fue las que estuvo autorizado a recibir visitas.
Wendelin tuvo el afecto de cientos de personas, el sacerdote Jesús Zurbano, el Sacerdote Amondarain, los ex alumnos –que hoy rondan entre los 40 y 50 años- las hermanas de la congregación San Camilo conocieron y gozaron al ser estupendo que fue el sacerdote Rofner. 
Tras su muerte; noticia austeramente difundida, como fue su vida; se llevó a cabo el velorio en la Capilla del Hogar de Vagues. El domingo 16 pasadas las 9 de la mañana, los restos de «Wende», como lo nombran los allegados, fueron sepultados en el cementerio local.
La obra en esta vida ya estaba realizada.
Descanse en paz Wendelin. Su recuerdo permanecerá vivo.